Ocampo et al., (2003) señalan que en México, existen aproximadamente 21,9 millones de hectáreas agrícolas, de éstas, se estima, que 18,6 millones son potencialmente mecanizables (Moreno et al., 2004). La mecanización del campo es un proceso complejo influenciado por múltiples factores; la adecuada administración y operación eficiente de las máquinas, aunado a una buena elección de cultivos con alta rentabilidad, suelen ser aspectos fundamentales para la adquisición de la maquinaria agrícola (Morales, 1995). Además de lo anterior, la maquinaria agrícola debe de tener características apropiadas para las condiciones de topografía, clima y labores culturales de México. Dentro de la mecanización agrícola, el tractor es la referencia cuando se trata de determinar las especificaciones de los equipos que formarán parte del parque de maquinaria con la que debe contar una unidad de producción, y este, a su vez, está determinado por las actividades que se realizarán dentro de la misma. Disponer de información relacionada con el desempeño de estos equipos es de suma importancia ya que, en principio, define la magnitud de la inversión que se requiere para poder mecanizar las actividades que ahí se realizan y, posteriormente, los requisitos para su mantenimiento.
El tractor agrícola es la principal fuente de potencia dentro de una unidad de producción, fue construido principalmente para accionar máquinas a través de la toma de fuerza y el sistema hidráulico; para levantar a través de los brazos de levante o por medio de cargadores frontales accionados también por el siste- ma hidráulico; y para jalar equipos a través de la barra de tiro.
Para los usuarios de maquinaria agrícola, resulta una prioridad contar con mecanismos que permitan dar seguridad al usuario final o productor agrícola en el funcionamiento y calidad de los tractores. A la hora de comprar un equipo, es importante que el agricultor conozca sus características técni- cas, con el fin de saber si es el adecuado para las actividades que se pretenden realizar, de esta forma reducirá los costos de producción, contribuirá al ahorro energético y disminuirá la emisión de elementos contaminantes, nocivos para el medio ambiente (Arnal, 2001).
En este sentido, si se requiere caracterizar a los tractores agrícolas, es necesario disponer de pruebas que evalúen el desempeño de cada uno de estos sistemas. Por otro lado, ade- más de su desempeño, otro aspecto importante a evaluar es la seguridad que ofrecen los tractores agrícolas para sus operado- res, ya que por su versatilidad en cuanto a las actividades que pueden realizar, son las principales fuentes de riesgo dentro de las unidades de producción.
De acuerdo a lo anterior, el objetivo del presente trabajo es dar a conocer la evolución de la normalización y certificación de la maquinaria agrícola en México, sus impactos y tenden- cias. Para lograr este se inicia con una breve descripción de conceptos y organismos internacionales que han sido referencia para México. Enseguida se hace una breve descripción de las actividades del CENEMA y OCIMA. Finalmente se hacen comentarios sobre beneficios de estos organismos en México.