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                             Puede  resultar  bastante  útil  disponer  de  medidas  de  evapotranspiración
                       tomadas  con  lisímetro.  En  cualquier  caso  existen  varias  fórmulas  de  cálculo,
                       adaptadas a condiciones climáticas diversas (métodos de Penman y Blaney-Criddle,
                       preferentemente)  muy  extendidas en  su uso,  fiable, pero  que  resultaría  necesario
                       comprobar  en las  diversas  áreas espaciales  de referencia.  De  ahí la  necesidad  de
                       ampliar la  red  de lisímetros. Hay  que tener  en  cuenta  también  que el estudio del
                       balance  hídrico  a  escala  topoclimática  necesita  la  determinación  de  zonas
                       agroclimáticas  homogéneas  en  el  interior  en  el  que  las  variaciones  climáticas  y
                       edáficas sean mínimas.

                             El balance hídrico, desde el punto de vista  de la planificación, se puede llevar
                       a cabo mediante métodos empíricos lineales o exponenciales. Los primeros están más
                       extendidos, pues son de aplicación más sencilla. No obstante, los segundos parten de un
                       supuesto más adaptado a la realidad6 y por lo tanto suelen proporcionar resultados
                       más  satisfactorios.

                             Todo ello ha  de conducir  a la  aplicación de riegos  racionales  y eficaces, que
                       aseguren  una  alimentación en agua  suficiente para permitir  la  evapotranspiración.
                       Por tanto, el conocimiento de estas relaciones es uno de los factores en los que se basa la
                       ordenación de los planes de regadío, según los modelos teóricos existentes.



                       CONCLUSIONES

                             La  agroclimatología  es una ciencia que permite comprender la  influencia que
                        tienen los factores climáticos en la producción. Una vez conseguido este objetivo su
                        aplicación  garantiza  la  utilización  racional  de  este  conocimiento  en  la  toma  de
                        decisiones de cara a la optimización  de la planificación agrícola.
                             Para  ello,  en  primer  lugar  sobresale  la  necesidad  de  ampliar  la  red  de
                        observatorios agroclimáticos y dar forma a un banco de datos que ha de ser accesible a
                        cualquier  profesional  relacionado  con  este  campo  (agricultores,  planificadores,
                        investigadores, etc.).

                             Es imprescindible realizar proyectos conjuntos de investigación en climatología
                        y en agricultura,  encaminados a afrontar  las exigencias concretas que no pueden ser


                        6~ste modelo parte del supuesto de que la absorción de agua del suelo sigue una curva de tipo
                        exponencial  debido al  aumento  de la  energía  de retención durante el  proceso  de secado y
                        debido  a  que  las  plantas  absorben  con  mayor  facilidad  el  agua  de  un  suelo  en  fase  de
                        humectación que en fase de secado.
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